Ana Paola, estudiante de astrofísica, publica historias.
El Maestro del Puente de Madera
(Autora: Ana Paola estudiante de astrofísica y escritora)

Era invierno, y el río Feng bajaba lento, cubierto por niebla. El Maestro Liang llegaba al puente cada mañana, como siempre, pero ya no servía té. No hablaba con los que pasaban. Solo se sentaba, mirando el agua como si esperara una respuesta que no llegaba.
Los aldeanos empezaron a notarlo.
—¿Está enfermo el Maestro?
—¿Se ha cansado?
—¿Ha perdido su sabiduría?
Solo un niño se atrevió a preguntárselo directamente. Se llamaba Tao. Tenía diez años y una voz valiente.
—Maestro Liang, ¿ya no tiene respuestas?
El anciano lo miró largo rato. Luego asintió con honestidad:
—No. Estos días tengo solo preguntas. Y ni siquiera sé si son buenas.
Tao frunció el ceño.
—Pero usted es el sabio del pueblo.
—Y también soy un hombre que envejece. Esta mañana me pregunté si alguna de mis palabras realmente sirvió de algo… o si solo aliviaron el momento sin cambiar el fondo.
Tao se sentó a su lado. No como un discípulo, sino como un amigo.
—Una vez usted me dijo que un árbol no crece para ser visto. Solo crece. Yo no entendí mucho ese día. Pero luego… planté uno.
—¿Y?
…….